Al acercarse el Día de la Madre, he visto bastantes anuncios de flores en mi correo electrónico. Tengo que decir que no me importan.
Las últimas semanas, han sido momentos muy exigentes y me gusta mucho la idea de recibir un homenaje. Sin embargo, ser mamá durante una pandemia mundial me ha estirado de varias maneras. No soy muy aficionada a los spas y prefiero cocinar que comer en un restaurante lleno de gente. Pero este Día de la Madre, con mucho gusto iría a esos lugares, si se pudiera.
A medida que se acerca el día, he estado batallando para encontrar una forma de cómo celebrar a mi increíble mamá. Nadie merece ser honrada más que ella.
El dolor de estar separados
Cuando mi hermano y yo éramos pequeños, mamá nunca dejaba que alguna enfermedad le impidiera estar cerca de nosotros, incluso si ella también se pudiera contagiar. Sus brazos nos rodeaban y consolaban. Ella nunca dijo: “por favor, aléjete, podría ser contagioso". Pero la COVID-19 es diferente, y para la mayoría de nosotros, este Día de la Madre también tendrá que ser distinto.
Mi madre ahora tiene 75 años, está en un grupo demográfico que es muy vulnerable a los estragos del virus. Me despierto por la noche con sudores fríos, imaginando que la ingresan en un hospital, al cual no podría ingresar para visitarla. Lo último que quisiera hacer es poner en peligro su salud, por su propio bien y por todos los que la adoramos.
Absolutamente debo mantener mi distancia. Sin embargo, mi madre vive sola, con un border collie llamado Robbie Burns, en una remota casa de campo. A mamá le encanta vivir allí, no lo cambiaría por nada del mundo. Pero aunque Robbie es una gran compañía, nada supera la presencia de un ser humano que amas.
Entonces, durante toda la pandemia, he estado visitando a mi mamá los miércoles y domingos por la tarde. Me detengo en el estacionamiento vacío de la iglesia al lado de su casa, o nos encontramos cerca de un parque o un pasaje solitario. Camino en la zanja y ella camina penosamente por la grava. Hablamos a gritos sobre las últimas noticias, sobre las aves o los árboles y sobre mi hermano que está en cuarentena en Singapur. Todo lo hacemos desde al menos dos metros de distancia.
Cuando llueve, estaciono mi auto a pocos metros del suyo y conversamos por las ventanas. Siempre traemos nuestros propios termos de té y galletas. Antes de decir adiós, nos damos abrazos virtuales.
¿Qué hacer el Día de las Madres?
Me encantaría preparar algo especial para mi madre. Sin embargo, la gente de las flores no entrega tan lejos en el país. No puedo llevarla a una obra de teatro o concierto sinfónico. No puedo cocinarle un platillo. Ni siquiera puedo darle un abrazo. Todo lo que haga para mamá deberá ser virtual.
Aquí hay cinco ideas seguras y virtuales para festejar a las mamás:
Hay algo que muchos de nosotros hemos aprendido durante la pandemia de COVID-19: nada es más importante que las personas. Ya sean los seres queridos, nuestras madres, o las personas vulnerables alrededor del mundo; todos debemos cuidarnos unos a otros.
Las flores se marchitan, los chocolates se acaban y el brunch del Día de la Madre termina en un par de horas. Pero una donación le recordará a su mamá que otra familia será más saludable y tendrá más esperanzas gracias a ella. Durante este extraño momento, es exactamente el tipo de alegría y tranquilidad que muchas de las madres del mundo necesitan.