De niña Mercedes tuvo una vida sacrificada; ella ayudaba a sus padres en la chacra recogiendo frutas para luego venderlas en la ciudad de Huaraz y sus alrededores. La pequeña Mercedes de 7 años no entendía por qué siendo tan niña tenía que madrugar todos los días para hacer trabajo de adultos. Así comenzó a creer que “como soy niña, si les digo lo que pienso no me harán caso”.
Por otro lado, creció en un hogar donde se escuchaba la famosa frase “si hablan los mayores, los niños se callan”, es por ello que por años guardó esos sentimientos y calló ante su familia y la sociedad. “Eso me marcó y durante mucho tiempo le tuve cólera a la chacra”, recuerda Mercedes.
“Ya de adulta entendí que esa mentalidad y mitos con la niñez vienen en cadena porque vivimos siguiendo a una sociedad muchas veces equivocada”, afirma Mercedes. Si bien su experiencia personal la marcó, también la inspiró para buscar trabajos donde podía revertir lo que ella pasó y así brindar oportunidades a la infancia ancashina. “La vida me puso en el camino del Programa Vaso de Leche en la Municipalidad Distrital de Mancos en Áncash, y estoy segura de que no es casualidad sino causalidad”, relata Mercedes.
En el Programa Vaso de Leche, Mercedes atiende a niños menores de 0 a 6 años, madres en periodo de lactancia y gestantes, brindándoles desayuno a diario. “Yo siento que mi trabajo es conectar personas vulnerables que requieren apoyo de los programas sociales. Me apasiona la interacción que tengo con ellos y me reconforta saber cómo desde mi cargo puedo ponerme al servicio de quienes más lo necesitan”, afirma.
“He venido cumpliendo responsablemente en atención a los beneficiarios que en su mayoría son niños; además capacito a las madres para que tomen conciencia de la nutrición y alimentación de sus hijos, del rol que ellas cumplen haciendo que la opinión de sus menores sea respetada y en la transmisión de valores”, dice Mercedes
Precisamente estas temáticas son promovidas por el equipo de World Vision Perú, con quien Mercedes trabaja de cerca desde hace más de 17 años. “En el 2003 llegó World Vision y se iniciaron proyectos para niños, niñas y adolescentes tiernamente protegidos y habilidades para la vida y el trabajo. Recibimos muchos talleres y capacitaciones que fueron muy provechosos, con participación activa y temas relevantes de actualidad”, recuerda.
Mercedes pudo poner en práctica lo aprendido con organizaciones sociales de base, autoridades, padres de familia, profesores y directores de centros educativos. “Todo esto suma para mi crecimiento y lo aplico en mí día a día también organizando talleres y capacitaciones siempre en compañía del personal de World Vision con quien la relación es muy cercana”, relata.
Esta #HeroínaAnónima tiene la plena convicción de que las niñas, niños y jóvenes son el presente y el futuro de nuestro país y de que los adultos son la inspiración y ejemplo para ellos. “Si queremos impactar positivamente en los demás, lo podemos hacer desde donde nos encontremos, desde cualquier plataforma en la que trabajemos, sólo es necesario hacerlo desde el amor y entendimiento de que todos merecemos lo mejor, por el simple hecho de existir”, y ese es el pensamiento de una verdadera agente de cambio.