La violencia es la situación que más afecta a la niñas y niños hoy. Mil millones de niños son víctimas de abuso físico, sexual y psicológico, trabajo infantil, matrimonio infantil, negligencia y reclutamiento militar forzoso.
En Latinoamérica, cada día del año mueren 220 niños, niñas y adolescentes producto de la violencia. La violencia contra la niñez aflora en todos los escenarios: en países ricos y pobres, en contexto urbano o rural, en las escuelas… la violencia contra la niñez está en todas partes. No hace distingo de raza, religión, credo ni condición socioeconómica.
World Vision lanza en Perú la campaña global “Necesitamos a todo el mundo para eliminar la violencia contra la niñez”, un esfuerzo que durante los próximos 5 años convocará a gobiernos, iglesias, empresas, profesionales, gremios, niñas, niños, adolescentes, madres, padres de familia, para poner fin a la violencia.
Se implementará en 99 países del mundo en donde opera World Vision. Es una meta ambiciosa, pero con esta campaña queremos contribuir a cumplir el Objetivo 12.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el Perú, la campaña “Necesitamos a todo el mundo para eliminar la violencia contra la niñez”, busca luchar contra la violencia cotidiana, aquella que muchos consideran “normal”, promoviendo la educación con ternura frente al castigo físico y humillante contra la niñez.
Buscamos pasar de la sensibilización a la acción, generando cambio de actitudes, creencias y prácticas en madres, padres, cuidadores, niñas, niños y todas las personas y autoridades involucradas en la protección de la niñez. Porque necesitamos a todos los peruanos para eliminar el castigo fìsico y humillante contra la niñez.
La campaña busca promover un cambio de paradigma en la ciudadanía peruana para adoptar la ternura como opción preferencial en la educación de los hijos e hijas desechando el castigo físico y humillante de sus prácticas de crianza.
La ternura intensifica las relaciones entre padres, madres y docentes con los niños y niñas, facilitando el acompañamiento incondicional, también la caricia esencial y con respeto, como punto de partida para el ejercicio de todos los derechos.