En un país donde uno de cada diez escolares (MIDIS 2024) presenta algún nivel de inseguridad alimentaria y donde la ejecución de los programas sociales sigue siendo un desafío estructural, un grupo de niñas, niños y adolescentes, con el acompañamiento de World Vision, implementó un proceso de diálogo y consulta ciudadana donde, a través de un seguimiento concertado, propuso mejoras al servicio de alimentación que funciona en sus escuelas.
Esta semana, el Premio Cátedra Konrad Adenauer de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) reconoció ese esfuerzo. En la categoría Sociedad Civil, World Vision obtuvo el segundo lugar por la experiencia de Veedurías Escolares, una iniciativa que pone a la niñez en el centro de la conversación con voz y voto, donde revisaron y analizaron conjuntamente con los usuarios y propusieron mejoras sobre la calidad de la alimentación escolar.
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El reconocimiento, otorgado por la Fundación Konrad Adenauer y la Universidad San Ignacio de Loyola, distinguió proyectos que fortalecen la democracia, la ética pública y el desarrollo sostenible en un país con brechas profundas y un sistema educativo bajo presión. El programa resaltó por qué niñas y niños no solo participan; sino que se vuelven actores de transformación social.
¿Quiénes son los principales usuarios de los servicios educativos? Si los servicios están diseñados para ellas y ellos, sus voces deben guiar las mejoras, destacó Sandra Contreras, directora ejecutiva de World Vision.
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El programa de Veeduría Escolar permite que los estudiantes evalúen, de manera organizada y segura, aspectos vinculados a la alimentación escolar: calidad de los alimentos, horarios, almacenes, implementación del programa y funcionamiento de los espacios de consumo. Sus observaciones no quedan en el aula, sino que van a espacios de decisión del Estado, especialmente al Programa Nacional de Alimentación Escolar.
Consolidando una plataforma de participación
En los últimos dos años, World Vision ha movilizado a 30 mil niñas, niños y adolescentes en Perú a través de consultas ciudadanas. Con el modelo de veedurías escolares, la organización ya ha impactado directamente a 6 mil estudiantes en siete instituciones educativas, generando evidencia y propuestas concretas para mejorar los servicios alimentarios.
Detrás de esta movilización hay organizaciones de niñas, niños y adolescentes como MANTHOC, los Consejos Consultivos de Niñas, Niños y Adolescentes (CCONNA), Ecolovers, Nuestras Voces y la Alianza Nacional de Líderes para la Transformación (ANALIT); instituciones públicas como el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza y el propio Programa Nacional de Alimentación Escolar.
Para World Vision, esto es parte de un propósito mayor: convertirse en una plataforma de transformación social donde la voz de la niñez no solo se escuche, sino que se traduzca en decisiones. La organización de desarrollo humano enfatiza en que escuchar las voces de las niñas y niños, es una estrategia de bienestar de la niñez basada en evidencia: la participación activa aumenta su autoestima, fortalece su ciudadanía y mejora su comprensión de derechos.
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