El compromiso de Waldir: educación y vocación en Cusco
Vanessa Cruzado Alvarez
jueves 17 de octubre - 2024‘A cada lugar que vamos los maestros, dejamos huellas’, dice Waldir, con una emoción palpable. El 6 de julio, mientras celebra el Día del Maestro, recuerda su trayectoria de más de 28 años como docente. Su historia no es solo la de un maestro resiliente, que llevando la educación a donde más se necesita, en las alturas de Cusco.
Waldir creció admirando a su padre, quien también era maestro. Aunque al principio no estaba convencido de seguir sus pasos, la influencia de su padre fue decisiva. ‘Quería ser otra cosa, no profesor. Pero él vio algo en mí, y como era mi modelo a seguir, acepté’. Años más tarde, Waldir no solo es un docente comprometido, sino también el director de la escuela en Machaca, una pequeña comunidad que lucha contra la falta de recursos.
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Su dedicación no es fácil de medir. En sus primeros años como docente, recorría seis horas diarias en bicicleta para llegar a la escuela. ‘Les pregunté a los niños de dónde venían, y algunos tenían que salir a las 6 a.m. para llegar temprano. Eso me hizo abrazar la vocación’, cuenta. Esos primeros años fueron de sacrificio, pero también de profundas lecciones que marcarían su vida profesional.
La educación en contextos vulnerables como el que Waldir enfrenta diariamente requiere algo más que conocimientos académicos; necesita compromiso, empatía y una visión a largo plazo. Las condiciones en estas zonas no solo son difíciles para los estudiantes, sino también para los maestros. ‘Viví en un cuarto humilde y me dediqué por completo a mis estudiantes’, recuerda sobre sus primeros meses en la comunidad cusqueña de Santo Tomás.
Con el tiempo, Waldir entendió que las y los maestros, sobre todo en áreas rurales, no pueden hacerlo solos. Aquí es donde la alianza con organizaciones como World Vision se convierte en una herramienta clave. ‘Es importante que las instituciones educativas tengan aliados’, afirma. Gracias a los talleres de capacitación de World Vision, Waldir ha mejorado las competencias y destrezas necesarias para ofrecer una educación de calidad, especialmente en la promoción de la lectura. ‘Nos ayuda en nuestra práctica docente y nos invita a compartir lo aprendido con nuestros colegas’, agrega.
Estas capacitaciones han tenido un impacto real. Desde que asumió la dirección de la escuela en 2017, junto a cuatro profesores más, han logrado mejorar la comprensión lectora de 55 niños y niñas. También han implementado la ‘crianza con ternura’, un enfoque colaborativo de World Vision que involucra a los padres y madres en el proceso educativo.
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Pero la lección más importante que Waldir les enseña a sus estudiantes no está en los libros. ‘Siempre les digo que nunca dejen de soñar. Yo he sido como ellos. Si yo pude convertirme en profesional, ellos también pueden’. Su rol no es solo enseñar a leer, sino a creer en el propio potencial, y su historia es una prueba de que la educación puede cambiar vidas.
En contextos rurales, donde las comunidades enfrentan fragilidades tanto económicas como sociales, el trabajo colaborativo entre maestros, familias y organizaciones es crucial. Waldir es un ejemplo de que, con las herramientas adecuadas y la colaboración de aliados, los sueños de la niñez no solo pueden sobrevivir, sino florecer.
Sobre World Vision
World Vision es una ONG que desde más de 40 años en Perú trabaja por niñas, niños y adolescentes en situación vulnerable para que crezcan protegidos, con habilidades para la vida y que puedan participar activamente en la sociedad.
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