World Vision Perú

Transforma el presente de una niña o niño vulnerable

“Le doy gracias a World Vision por darnos consejos de cómo criar a nuestros hijos, tenemos que ser cariñosos y comprensivos”

Héctor tiene 29 años y vive en una comunidad rural de la región Ayacucho. Desde el año pasado, está al cuidado de su hija Liz Melissa. Comparte las labores del hogar con las del campo, pues por estos días cuida su cultivo de papa para tener una buena cosecha en los próximos meses.

A pesar de las dificultades económicas por la pandemia del Covid-19 y la falta de implementos tecnológicos para la educación remota de su hija, nunca se dio por vencido. Con la ayuda de World Vision Perú, pudo sacarla adelante y está con el ánimo al tope.

“Tuve dificultades económicas, no se podía ir a comprar a Huamanga por las restricciones que había. Solo yo tenía celular y mi hija me esperaba todas las noches para hacer sus tareas, pero salimos adelante”, comenta tras indicar que está feliz de haber recibido los talleres de crianza con ternura.

“Le doy gracias a World Vision por darnos consejos de cómo criar a nuestros hijos, tenemos que ser cariñosos y comprensivos”, dice Héctor. Su familia es beneficiaria del proyecto especial de educación de las niñas de Renacer, que busca mejorar la calidad educativa de la niñez en situación de vulnerabilidad a través del emprendimiento de la crianza de animales.

“Nos han dado gallinas para criar, así podemos alimentarnos y vendemos una parte para comprar lo que necesitamos en la casa”, resalta este padre de familia, quien está orgulloso de ser el responsable de la crianza de su hija adolescente.

Ahora, ella ya cuenta con las herramientas necesarias para seguir su educación virtual. “World Vision me dio una tablet y útiles escolares para estudiar y hacer mis tareas. Además, desde el año pasado me apoyan con una profesora para reforzar las clases que recibo del colegio. Estoy muy agradecida por toda la ayuda que me dan”, precisa la adolescente, quien cursa el sexto grado de primaria.

La escolar también confiesa que comparte sus estudios con las tareas del hogar. Da de comer a sus animales de corral como gallinas y chanchos. Está contenta de ayudar en casa y de tener lo necesario para continuar con sus estudios.

Héctor y su hija Liz Melissa son un ejemplo que se debe imitar. Pese a las dificultades de la vida, no se dan por vencidos. Saben que si están unidos, podrán cumplir los sueños que se han trazado. Por todo ello, le deseamos un ¡Feliz día del padre!

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